viernes, 31 de agosto de 2007

¿Distinto, especial o Idiota?


Hablamos de verdad y después digamos que es juego. Escudemonos en lagunas sensoriales y errores de percepción, cuando digamos verdades pocos gratas, incomprendidas o de plano incomprensibles.

Es normal, parte de la dificultad de los seres metódicamente torturados por sus propios sentidos y sus propia mente, que no saben percibir el mundo de la misma manera que el resto.

¿Más percepción?, ¿Menos percepción?... ¡Quien sabe!.

Paralelamente a la felicidad se atisba el dolor.
Y solo basta mirar desde un poco mas allá de los ojos para que se dibuje su negra silueta, ya sea abriendo los ojos despues de un cálido abrazo o mirando de soslayo junto al rostro amado.

Pero queda un consuelo, queda la convivencia con la sombra, queda adoptarla como un catalizador para nuestra voluntad, como un recuerdo de que la realidad es frágil...

Y entonces, quizás un dia la sombra venga, nos golpee la espalda y desaparezca...

Y quizas luego solo la encontraremos de vez en cuando colandose por nuestros oídos en alguna melodía o dibujada en rostros ajenos... saludandonos... sonriendo...

domingo, 29 de julio de 2007

Oh, la familia!...



De un momento a otro, y sin que nadie te avise, te das cuenta de que creciste. Si, ya eres "grande". Y como persona grande que eres, tienes un cúmulo de cosas nuevas que hacer, que afrontar, que demostrar.

En principio y lo más extraño: ahora tu firma vale algo. Por fin esa garabato ordinario que aparece en tu Cédula de Identidad sirve para cosas, como matricularte en la U, endeudarte con créditos universitarios, endeudarte más aún con créditos de simple consumo, hacer denuncias en carabineros (porque por si no sabía cuando se es menor de edad no se puede); y en fin, para muchas cosas más que uno no dimensiona, porque cumplir 18 no es una experiencia mística en virtud de la cual una se hace responsable, madura y capaz de una paraguazo... es más bien un formalismo de nuestras leyes, casi arbitrario. Pero bueh... algún día hay que mandarse solito ¿no?.

Yo hace un rato ya que cumplí los 18, pero estos dos años no han sido mas que un tremendo "darme cuenta" de lo que es ir haciendose independiente.

Ya nadie te soluciona los problemas, no necesariamente porque no quieran, sino porque ya no se puede.

Ya nadie te dice como pensar, porque desde ahora es necesario tener ideas propias, por pequeñas que estas sean.

Quizás sea esto último lo más complicado de todo. Antes uno era una copia social-emotiva de sus padres. Una máquina de repeticiones de sus sentimientos, sus palabras, su vida...
Pero ahora, no porque a mamá le cae mal la señora del negocio, a una también tiene que caerle mal, no porque tu abuela piensa que lo que hace la hija de la vecina es una inmoralidad, para una también debe serlo...

Es cierto también que ese proceso de individualización comienza junto con la adolescencia, pero se acentúa entrada la mayoría de edad.

¿Desmarcarse?, díficil... la familia es la familia, "la sangre tira", como dicen"... ¡Y ese es precisamente el problema!.... ¿Cómo hace uno para desmarcarse de su familia?.
Porque claro, si uno no está de acuerdo con el compañero de curso, es fácil... cosa de mandarlo a la mierda y listo.

Pero eso no se puede hacer con la familia. Está el cariño, el compromiso, la costumbre, las necesidades... tantas cosas.
Quizás lo más sano sea, como muchos de mis compañeros, irse a estudiar a otra ciudad, hacer la vida propia sin controles ni influencias. Pero yo soy una de las (des) afortunadas que siguen en su casa.

El cariño es una cosa bien traicionera, porque nos quita objetividad. Sería más fácil vivir en un régimen comunista de esos extremos o algo así como lo que propone "1984"... individuo y sociedad, no hay más...

Pero no es así, tenemos esos nexos (bueno, no todos) y hay que saber vivir con ellos.
Hay que saber que la vida es nuestra y que, salvo excepciones, no es concebible postergarse por otros, por muy mama, hermano, o abuela que sea. Si, hay que saberlo. Pero de ahí a enterderlo o practicarlo... uf!

Yo si quiero a mi familia... los quiero mucho, a la de mi papá y a la de mi mamá (porque sumenle a mi conflicto que mis "papis" estás separados hace bastantes años, entonces ya no es una familia... ¡son dos!). Pero ese cariño a veces no permite ver los errores de los demás. Esa suerte de veneración que se siente por esas personas nos impide darnos cuenta de que se equivocan con nosotros a veces, que incluso nos pueden dañar... porque algo hay que tener claro para dejarnos de mentiras... uno como hijo, no siempre es lo más importante para sus padres.

Por mi parte, aprendo de a poco a no condicionarles mi afecto, a quererlos cuando yerran o incluso cuando me tratan mal... pero una cosa me complica: ese calor que se sube por la cara y las orejas y que desemboca líquidamente por los ojos cuando alguien que quieres te hace algo feo. Esas ganas de patear lo primero que se te cruce, de irte de la casa, de cambiarte el apellido y de decir que uno nació de una pipeta y que no tiene familia...

En fin, los quiero... son locos, se equivocan, pero los quiero...